divendres, 24 de juliol del 2009

Èxit

Estratègies per a la qüalitat de vida, llibres de autoajuda, partits de futbol i fitxatges, cursos de realització personal, iogurts, cosmètics, cotxes, pel.lícules romàntiques, rellotges exclusius, sortejos, competitivitat professional, assegurances mèdiques, clíniques dentals, parcs temàtics, concursos televisius, ... e tutti quanti. Massa coses per a no ser feliç. El món es meravellós, em diuen, el que passa és que no ho vols vore, solament ho has de desitjar amb força, i trobaràs la clau de l'èxit. Qué hi farem¡¡



dissabte, 18 de juliol del 2009

Coses belles



Tant De Belles Choses...
Françoise Hardy

Composição: Indisponível

Même s'il me faut lâcher ta main
Sans pouvoir te dire "à demain"
Rien ne défera jamais nos liens
Même s'il me faut aller plus loin
Couper les ponts, changer de train
L'amour est plus fort que le chagrin
L'amour qui fait battre nos coeurs
Va sublimer cette douleur
Transformer le plomb en or
Tu as tant de belles choses à vivre encore
Tu verras au bout du tunnel
Se dessiner un arc-en-ciel
Et refleurir les lilas
Tu as tant de belles choses devant toi
Même si je veille d'une autre rive
Quoi que tu fasses, quoiqu'il t'arrive
Je serai avec toi comme autrefois
Même si tu pars à la dérive
L'état de grâce, les forces vives
Reviendront plus vite que tu ne crois
Dans l'espace qui lie le ciel et la terre
Se cache le plus grand des mystères
Comme la brume voilant l'aurore
Il y a tant de belles choses que tu ignores

La foi qui abat les montagnes
La source blanche dans ton âme
Penses-y quand tu t'endors
L'amour est plus fort que la mort
Dans le temps qui lie ciel et terre
Se cache le plus beau des mystères
Penses-y quand tu t'endors
L'amour est plus fort que la mort

dimarts, 14 de juliol del 2009

El codi 2.0 de Lawrence Lessig

En el box teniu per a descarregar la traducció al castellà de aquest llibre interessantíssim sobre el present i el futur d'Internet. També el podeu descarregar en aquesta pàgina. A continuació una resenya.

En contra de los primeros visionarios de la Red y de su utopía de una Internet completamente libre e irregulable, el ciberespacio está a punto de convertirse en «el lugar más regulado que hayamos conocido jamás». Asuntos tan importantes como la privacidad en las comunicaciones, la posibilidad o no de compartir datos, de remezclar información y la extensión de la libertad de expresión dependen hoy del hilo de las decisiones técnicas y políticas que están configurando la nueva Internet. La razón de este enorme potencial de control sobre el ciberespacio no sólo se encuentra en el poder legislativo del Estado, sino en la arquitectura (el código) de las nuevas tecnologías. Hoy en día, por lo tanto, la ausencia de una discusión política, abierta y masiva sobre estas cuestiones ya no produce como antaño una libertad por defecto. Antes al contrario deja campo libre a los grupos empresariales y al Estado para producir tecnologías a su medida. Emprender y extender esta discusión necesaria es el principal propósito de este libro.

* Lawrence Lessig es catedrático de derecho y Profesor Emérito Universitario John A. Wilson en la Facultad de Derecho de Stanford. Es también fundador del Stanford Center for Internet and Society, presidente de Creative Commons y miembro de los ocnsejos directivos de la Public Library of Science, la Electronic Frontier Foundation y Public Knowledge. Considerado una de las autoridades jurídicas más reputadas en el campo de la propiedad intelectual y las libertades digitales, es asimismo uno de sus mejores valedores. Y esto tanto a nivel teórico como prácitoc: a L. Lessig se le debe el diseño de las conocidas licencias Creative Commons. autor de innumerables artículos y varias monografías, en castellano se puede leer: Por una cultura libre (Traficantes de Sueños, 2005) y El código y otras leyes del ciberespacio (Taurus, 2002), de la que la presente edición es una actualización ampliada.

dimecres, 8 de juliol del 2009

divendres, 3 de juliol del 2009

Culto al Sol


Culto al Sol, devoción religiosa al Sol, considerado tanto una deidad como símbolo de la divinidad. La adoración al Sol era practicada en Estados Unidos por la confederación iroquesa y el pueblo tsimshian, así como por algunas culturas de las Grandes Llanuras, y alcanzó un alto grado de desarrollo en el México y el Perú precolombinos. En el México prehispánico, la mitología náhuatl consagró a Teotihuacán como la ciudad de los dioses cuando éstos se reunieron después de la desaparición de los primeros cuatro soles que habían alumbrado al mundo. El dios Nanahuatzin, débil y enfermo, se sacrificó arrojándose al fuego para convertirse en el quinto Sol, gracias al cual sigue existiendo la vida. Teotihuacán fue el precursor de la que siglos más tarde sería la Gran Tenochtitlan, el Imperio del Sol, centro religioso, cultural y político de Mesoamérica.

El conjunto de culturas mesoamericanas compartía una forma de pensamiento en la que el Sol es el fuego, el cielo diurno, el dador de vida. Así, en la cultura náhuatl se le llama Tonatiuh, en la zapoteca Copijza, en la maya Hunabku y en la tarasca Curicaveri.

El Sol era considerado el símbolo de la vida al que es necesario asegurar la fuerza para luchar contra los enemigos de la noche y, que de esa forma, pueda alumbrar cada mañana, gracias al alimento divino que es la sangre humana. El ciclo solar recrea la existencia humana en un solo día; así, el Sol joven sale en la mañana, madura al mediodía y envejece al atardecer. En el ocaso lo devora la Tierra y se sumerge en el inframundo, en el dominio de los muertos. Para volver a nacer cada día debe nutrirse de lo más preciado del ser humano: su sangre.

Algunos historiadores afirman que el juego de pelota (como el de la ciudad maya de Chichén Itzá), un rito deportivo-alegórico, simboliza el combate entre las fuerzas antagónicas del cosmos: el bien contra el mal, el Sol contra la Luna, el Cielo contra la Tierra. Tradicionalmente se ha afirmado que los perdedores en el juego de pelota eran sacrificados para ofrecer su sangre a los dioses, pero una revisión moderna de la historia apunta a que pudieran ser los vencedores a quienes se les concedía el honor de ofrendar su sangre como alimento de las deidades solares y, de ese modo, morir como los guerreros en batalla, a los que se aseguraba la gloria eterna. Los muertos en combate eran los encargados de conducir al Sol que nace cada día, mientras que las mujeres muertas en el parto lo acompañaban por la tarde a su morada final. Según los aztecas, el papel que debía cumplir el individuo era estar del lado del Sol, del bien, para que éste siguiera prodigando la luz del día, así como los demás dioses proveían de agua o de semillas. Las personas no debían preocuparse por sus problemas sino porque los dioses siguieran vivos para poder resolverlos.

El culto al Sol en la Gran Tenochtitlan condujo a organizar, a mediados del siglo XV, las ‘guerras floridas’, una serie de enfrentamientos que llevaron a cabo los aztecas o mexicas y los texcocanos contra señoríos vecinos, sin que existiera enemistad previa ni afán de dominación, sino el propósito místico de tomar prisioneros para sacrificarles a los dioses que habían mandado sequías y hambrunas, tal vez como síntoma de su molestia por la falta de alimento espiritual.

En el Perú prehispánico, la muerte de los primeros tres soles por la indiferencia de los humanos dio origen al cuarto Sol, obra de Viracocha. Este dios emergió del lago Titicaca para crear el Cielo, la Tierra, el Sol y la Luna y mandar salir a los hombres de las profundidades de la Tierra; luego desapareció en el mar. Después de Viracocha, Inti, el Sol, es el dios más importante ya que a él se deben todos los beneficios que hacen posible la agricultura. El inca, supremo soberano, recibía su poder directamente de Inti, siendo considerado hijo del dios Sol. La adoración del Sol comprendía un gran número de templos dedicados a él, dentro de los cuales destaca el Koricancha (Cuzco), un séquito de mujeres llamadas Acllas dedicadas a la elaboración de chicha y tejidos para los ritos en su honor, una serie de posesiones materiales y una fiesta que se prolongaba durante todo el mes de junio, cuando se celebraba el Inti Raymi. Además, todos los días del año se sacrificaba una llama en honor del Sol, excepto el primer día de cada mes, cuando se llegaban a sacrificar hasta un centenar de llamas que luego eran consumidas por el fuego.

En la India, el Sol personificado como Surya era un dios hindú, considerado maléfico por los drávidas del sur y benévolo por los munda de las zonas centrales. Los babilonios eran adoradores del Sol, y en la antigua Persia la adoración del Sol formaba parte del elaborado culto a Mitra, que más tarde se extendió por todo el Imperio romano. Los egipcios de la antigüedad adoraban a Ra, dios del Sol. La diosa del Sol, Amaterasu, es la deidad más elevada del panteón sintoísta y tutelar de la casa imperial japonesa.

En la antigua Grecia, las deidades del Sol eran Helios y Apolo. La adoración a Helios estaba muy extendida; templos dedicados a él fueron construidos en Corinto, Argos, Troezen (que ya no existe) y otras muchas ciudades, pero el asentamiento principal se encontraba en la isla de Rodas, en el Dodecaneso, donde cada año se sacrificaban al dios cuatro caballos blancos. Un sacrificio similar se ofrecía en la cima del monte Hagios Elias, en los montes Tayeto de Laconia. Más tarde casi todas las funciones de Helios fueron atribuidas al dios Apolo, en su advocación de Febo. La adoración del Sol continuó en Europa incluso después de la introducción del cristianismo, como se hace patente por su pervivencia disimulada bajo ritos y celebraciones cristianas tradicionales, como la hoguera de Pascua y el leño de Navidad que se quema en los países anglosajones. La adoración del Sol, o al menos las religiones centradas en una deidad solar, es poco frecuente en general. La mayoría de las culturas que muestran cultos solares estaban altamente organizadas y gobernadas por un monarca, emperador o elite aglutinadora que se sumaba al ideal del reino solar para justificar y consolidar su posición.