"Odio los viajes y los exploradores …",
así de radical comienza uno de los viajeros y exploradores más
prolíficos del siglo XX su autobiográfico "Tristes Trópicos" (1955). El
tono escéptico - aunque no cínico - es característico de quien tal vez
haya visto demasiadas cosas y sufrido demasiadas decepciones como para
dejar un hueco a la esperanza en el ser humano. Quizá esa distancia
hacia las personas y hacia la vida en general le haya permitido a
Levi-Strauss convertirse en un genial observador del ser humano. Podría
afirmarse que Levi-Strauss es el antropólogo total.
Total por su formación pluridisciplinar, total por sus trabajos de campo
y sus etnografías de primera calidad; total por sus ideas y su
capacidad de creación teórica; total por su influencia en el pensamiento
contemporáneo más allá de la antropología; total por que el conjunto de
su obra fue tomada por la generación del 68 como una alternativa al
pensamiento cristiano y burgués … y total por el conjunto de su vida,
sin duda apasionante, contradictoria y original.
Como hijo de una familia de artistas e intelectuales judíos de Bruselas,
Levi-Strauss tuvo acceso a una esmerada educación. Tuvo tiempo de
estudiar derecho y filosofía, aunque le aburrieron. Cuenta con una vasta
cultura clásica y literaria y también con profundos conocimientos en
música clásica y contemporánea. Sin embargo, sus "tres amantes", como él
las definía, fueron la geología, el marxismo y el psicoanálisis.
Volviendo a su formación, tanto la geología, como el marxismo y el
psicoanálisis comparten una premisa: las cosas constan de estructuras y
estas estructuras pueden ser descubiertas y analizadas en detalle. En
las formaciones geológicas a través de el estudio de los estratos y el
análisis mineralógico, en el marxismo a través del estudio de las
relaciones de clase y en el psicoanálisis a través de la terapia y la
relación médico - paciente.
Sin embargo, fue la antropología lo que permitió a este erudito francés
tomar contacto con otras culturas diferentes de la occidental y
cuestionar la pretendida superioridad de la misma. Su contacto con las
culturas de Brasil, así como de otras tribus sud y norteamericanas fue
intensísimo. Puede afirmarse que pasó más de 30 años entre culturas
diferentes.
El concepto de estructura quedó definitivamente arraigado en
Levi-Strauss gracias a la gramática estructural de Ferdinand Saussurre.
La lingüística estructural no se queda en el análisis simple de los
componentes de las oraciones, sino que penetra en su estructura profunda
y pretende ser capaz de reconocer pautas comunes a todas las lenguas.
Es decir, no se queda en el significado de las palabras, sino que
estudia cómo la mente ordena los significantes, que son las unidades
mínimas del lenguaje.
Del mismo modo que el lenguaje consta de unidades mínimas que, capa tras
capa (como en la geología) se ordenan según una serie de reglas para
producir un significado, la cultura, que según Levi-Strauss es
comunicación, también se constituye de unidades mínimas que se combinan
según ciertas reglas en unidades mayores que forman un significado.
Descomponer la cultura en sus unidades básicas y comprender las reglas
mediante las cuales se combinan es entender el significado de la
cultura. En resumidas cuentas este es el método estructural.
Según Levi-Strauss la mente humana organiza el conocimiento en polos
binarios y antagónicos (bueno - malo; dentro - fuera; nosotros -
vosotros; crudo -cocinado, etc.) que se organizan de acuerdo con la
lógica. Tanto la ciencia como el mito, como explicaciones del mundo,
estarían estructurados por pares de opuestos relacionados lógicamente y
por tanto compartirían la misma estructura, solamente que aplicada a
diferentes cosas.
Para Claude Levi-Strauss, las reglas por las que las unidades de la
cultura se combinan no son producto de la invención humana, sino que
siguen las pautas que se encuentran en el cerebro humano. Expresado en
términos más actuales, las pautas de la cultura serían genéticas. Por lo
tanto, en el paso del ser humano de animal natural a animal cultural (a
través de la adquisición del lenguaje, la preparación de los alimentos,
la formación de relaciones económicas y unidades políticas, etc.) el
ser humano sigue unas leyes ya determinadas por su estructura biológica.
Por eso el ser humano no sería la especie privilegiada que creemos que
es, sino una especia más que pasará y que solamente dejará algunas
trazas de su actividad cuando se extinga.
Entre las obras más destacadas de Claude Levi-Strauss se pueden citar
"El Pensamiento Salvaje" (1962), "Estructuras elementales de Parentesco"
(1949), "Raza e Historia" (1952), "Antropología Estructural" (2 vol.,
1958-73) y "Totemismo" (1962). Es imprescindible mencionar
"Mythologiques", un estudio estructural de los mitos de los nativos
americanos, que se compone de varias obras publicadas entre 1964 y 1971,
así como la ya citada "Tristes Trópicos", unas memorias que fueron un
éxito de crítica y público.
El pensamiento de Levi-Strauss influyó en, fue influido por y fue parte
de los movimientos sociales de los años 60. Ofrecía una alternativa,
pesimista, pero alternativa, a los sistemas burgueses y religiosos
imperantes en la cultura oficial de Occidente. Cuestionando la
supremacía de la cultura occidental y explicando "científicamente" las
reglas de la cultura, Levi-Strauss construyó una imagen del ser humano
pesimista: un ser que se encuentra solo, abocado a la guerra y a la
destrucción del planeta por su rapacidad y para el que no hay esperanza
ni siquiera en el humanismo (no se debe olvidar que Levi-Strauss
pertenece a la generación que vivió la Segunda Guerra Mundial y el
Holocausto y que produjo su obra en el contexto de la Guerra Fría).
La obra de Levi-Strauss ha rebasado las fronteras de la antropología,
influyendo profundamente en la filosofía, la sociología, la historia, el
estudio de la literatura, la filología, la ciencia política, etc. Sin
embargo, con el declinar de la contracultura y el fin de la Guerra Fría,
la visión de Levi-Strauss ha ido perdiendo fuerza. También sus teorías
antropológicas son cuestionadas, aunque sin duda el análisis estructural
es aún importante en cualquier estudio etnográfico.
Tanto las teorías antropológicas de Levi-Strauss como su imagen del ser
humano han sido criticadas por numerosos autores y también han sido
superadas en parte. Pero no cabe duda de que se trata de uno de los
pensadores más profundos y originales del siglo XX, cuya obra encierra
las esperanzas, los horrores, el vacío y la angustia de una época tras
la cual el ser humano ha perdido definitivamente la inocencia.
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