A comienzos del S. XX, los antropólogos tomaron la
iniciativa en la revisión de los esquemas y doctrinas
evolucionistas, tanto de los darwinistas sociales como de
los comunistas marxistas. Según Boas, los intentos
del S. XIX de descubrir las leyes de la evolución cultural
y de esquematizar las etapas del progreso cultural se basaron
en una evidencia empírica insuficiente. Boas adujo
que cada cultura tiene su propia historia, larga y única.
Para comprender o explicar una cultura en particular, lo mejor
que podemos hacer es reconstruir la trayectoria única
que ha seguido. Este énfasis en la unicidad de cada
cultura supuso una negativa a las perspectivas de la ciencia
generalizadora de la cultura.
Otra característica importante es la noción
de relativismo cultural, que mantiene que no existen formas
superiores o inferiores de cultura. Términos como “salvajismo”,
“barbarie” y “civilización”
expresan simplemente el etnocentrismo de la gente que piensa
que su forma de vida es más normal que la forma de
vida de otras personas.
Para contrarrestar las teorías especulativas “de
café” y el etnocentrismo de los evolucionistas,
Boas y sus discípulos recalcaron también la
importancia de llevar a cabo un trabajo de campo entre pueblos
no occidentales. Como los informantes y monografías
etnográficos producidos por los particularistas se
multiplicaron, quedó claro que los evolucionistas habían
representado mal, o pasado por alto, desde luego, las complejidades
de las llamadas culturas primitivas, y que habían subestimado,
en términos generales, la inteligencia e ingenio de
los pueblos no caucásicos, no europeos del mundo.
El logro más importante de Boas fue su demostración
de que la raza, la lengua y la cultura eran aspectos independientes
de la condición humana. Puesto que entre pueblos de
la misma raza se encontraban culturas y lenguas similares
y diferentes, no existía base alguna para la noción
darwiniana social de que las evoluciones biológica
y cultural formaban parte de un proceso simple.
Boas es el fundador de la escuela cultural, porque hizo de
la antropología una ciencia independiente y una profesión,
porque sistematizó las técnicas de trabajo de
campo y los métodos de análisis propios de dicha
escuela y porque formó o influyó en la mayoría
de los antropólogos culturales. Así, Boas le
da peso específico a la nueva ciencia y, además,
le da un objeto, la cultura, que es autónoma como la
raza y el lenguaje, términos que en aquél tiempo
se consideraban intercambiables.
Boas no niega el valor del método comparativo para
generalizar y, por tanto, para llegar a formular leyes, que
era la meta de la nueva ciencia, sino que señala sus
limitaciones y propone un nuevo método, el método
histórico, que permitiría aplicar después
el método comparativo. Bohannan y Glazer sintetizan
algunas de las limitaciones expresadas por Boas:
- Es imposible explicar todos los tipos de cultura afirmando que son similares debido a la similitud de la mente humana.
- El descubrimiento de rasgos similares en sociedades diferentes no es tan importante como la escuela comparativa consideraría.
- Los rasgos similares se pueden haber desarrollado por muchas razones diferentes en culturas diferentes.
- La visión de que las diferencias culturales son insignificantes no tiene base. Son las diferencias culturales las que tienen mayor importancia etnográfica.
- Es imposible explicar todos los tipos de cultura afirmando que son similares debido a la similitud de la mente humana.
- El descubrimiento de rasgos similares en sociedades diferentes no es tan importante como la escuela comparativa consideraría.
- Los rasgos similares se pueden haber desarrollado por muchas razones diferentes en culturas diferentes.
- La visión de que las diferencias culturales son insignificantes no tiene base. Son las diferencias culturales las que tienen mayor importancia etnográfica.
El método histórico se caracteriza por el estudio
detallado de una sociedad como un todo, teniendo en cuenta
los factores ambientales y psicológicos que forman
la cultura y el desarrollo local de cada costumbre. El método
histórico, más que un intento de introducir
el método inductivo en antropología, parece
ser una negación de toda generalización comparativa
hasta que se tenga suficiente material etnográfico
acumulado.
Particularismo
Boas fue el faro de
la antropología estadounidense durante la primera mitad
del siglo XX, en 1899 ingresó en la Universidad de
Columbia y dio clase a casi toda la primera generación
de antropólogos americanos (Benedict, Mead, Kroeber,
Herskowits, Sapir, Lowie, etc.).
[Recomendación: ver el artículo sobre Boas como complemento a éste.]
[Recomendación: ver el artículo sobre Boas como complemento a éste.]
- Particularismo histórico: cada cultura tiene su larga y única historia (unicidad histórica) y por lo tanto se niega la posibilidad de la perspectiva de una ciencia de la cultura generalizadora. Aunque reconoce el éxito de las formas difusionistas y evolucionistas, Boas reaccionará contra la corriente evolutiva por incluir a toda la humanidad en una misma corriente de desarrollo, algo que para el norteamericano será absurdo y poco consistente. No existe una cultura general o global, cada cultura sigue un camino único y particular y para entenderla hay que estudiarla por separado. Con ello critica también al método comparativo.
- Relativismo cultural: sostiene que no hay formas de cultura superiores o inferiores, rechazando de plano el etnocentrismo occidental y su posición de supremacía frente al resto de pueblos y culturas.
- Boas busca lograr un mayor grado de cientificidad en los estudios antropológicos, y no desmontar las convicciones evolucionistas porque sí, aunque por ello se ganara la fama de puritano metodológico en sus estudios. Boas creía que sólo mediante la profunda y lenta acumulación de datos y mas datos se conseguiría avanzar en su teoría histórica.
- También mantienen que hay que llevar a cabo trabajos de campo etnográficos entre los pueblos no occidentales.
- El logro más importante de Boas fue demostrar que la raza, el lenguaje y la cultura eran aspectos independientes de la condición humana. Demuestra la falsedad del darwinismo social.
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