
Hacia el último tercio del S. XIX, nace la teoría del evolucionismo
cultural y, con ella, la ciencia antropológica anglosajona. La idea de
evolución, es decir, el cambio paulatino de las sociedades hacia formas
considerablemente más perfectas, es mucho más antigua. Sin embargo, es
en el S.XIX cuando aparecieron, con las premisas y la lógica de la
Ilustración, distintas teorías evolutivas.
Son varios los motivos
que hacen surgir esta teoría en este momento histórico. El clima
intelectual evolucionista de la época, con el desarrollo de la filosofía
de la historia de Hegel, el materialismo histórico de Marx y el
evolucionismo biológico de Darwin, es uno de ellos. La segunda
revolución geográfica y colonial que tiene lugar en el S. XIX es otro de
los factores. La segunda expansión europea, realizada por los países
que hicieron su revolución industrial y como consecuencia de la misma.
Tal revolución supone por una parte, un nuevo contacto de occidente con
culturas diferentes y extrañas y hace surgir la necesidad de conocerlas
para dominarlas. Por otra, aparece una ideología evolucionista con el
fin de legitimar la empresa colonial: los pueblos avanzados deben
civilizar a los pueblos primitivos, pues éstos tienen que recorrer el
mismo camino. Se difunde la religión del "progreso", como los
conquistadores ibéricos difundieron el catolicismo.
Pueden
citarse como precursores del evolucionismo a Gobineau (teoría de la
inferioridad racial) y a el musulmán Ibn Jaldún. Entre los primeros
evolucionistas destacan Henry S. Maine, Juan Jacobo Bachofen, Numa Denis
Fustel de Coulanges, John F. Mc Lennan.
Y los clásicos del evolucionismo son Edward B. Tylor, Lewis Henry Morgan y Sir James Frazer.
Edward B. Tylor
Edward B. Tylor, expresa en el primer párrafo de su obra Cultura primitiva el objeto y las características de la nueva ciencia:
"La
Cultura o la Civilización, tomada en su amplio sentido etnográfico, es
ese complejo conjunto que incluye el conocimiento, las creencias, las
artes, la moral, las leyes, las costumbres y cualesquiera otras
actitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de una
sociedad. La situación de la cultura entre las diversas sociedades de la
humanidad, en la medida en que es susceptible de ser investigada según
unos principios generales, es una materia adecuada para el estudio de
las leyes del pensamiento y de la acción humanos. Por una parte, la uniformidad que
tan ampliamente caracteriza la civilización puede atribuirse en gran
medida, a la uniforme acción de causas uniformes; mientras, por otra
pate, sus diversos grados pueden considerarse como fases del desarrollo o
evolución, cada uno de ellos como resultado de una historia anterior, y
dispuesto a desempeñar su propio papel en la configuración de la
historia del futuro. El presente volumen está dedicado a la
investigación de estos dos grandes principios en varios departamentos de
la etnografía, con especial atención a la civilización de las tribus
inferiores en relación con la civilización de los pueblos superiores".
Sobre
los métodos de análisis de la información, Tylo habla especialmente de
un método inventado por él, llamado mètodo comparativo estadístico:
"Mi
objetivo es mostrar que el desarrollo de las instituciones puede ser
investigado sobre una base de tabulación y clasificación. Con este fin
he tratado un tema del mayor interés tanto real como teórico, la
formación de las leyes del matrimonio y de la filiación, respecto al
cuál he estado recogiendo el testimonio encontrado entre 300 y 400
sociedades que van desde insignificantes hordas salvajes a las grandes
naciones cultas. Las reglas particulares han sido catalogadas en cuadros
sinópticos, a fin de cerciorarse de lo que puede llamarse "adhesiones" a
cada costumbre, mostrando qué sociedades tienen la misma costumbre, o
qué otras costumbres les acompañan o quedan fuera de ellas. Nuestra
tarea consistirá en inferir a partir de la repetición o la ausencia de
estas costumbres, su dependencia respecto a las causas que actúan en
toda la humanidad".
Y, a partir de la información recogida y
analizada con sus métodos, Tylor juzga que puede llegar a una teoría,
que es la meta de lo que llama etnografía racional. Aplicando el método
comparativo a datos etnográficos de pueblos primitivos, a datos
arqueológicos y a vestigios prehistóricos, Tylor lanza un esquema de la
evolución de la sociedad, que es, en general, ascendente, aunque no se
atreva a opinar sobre qué hay antes de la vida primitiva, ni niegue
casos de degeneración.
La teoría evolucionista supone un proceso
universal de cambio a través de tres etapas (salvajismo, barbarie y
civilización). Aunque la tendencia principal sea la que lleva del
salvajismo a la civilización, Tylor no puede ser considerado
evolucionista unilineal. Así, por ejemplo, el concepto de las
supervivencias, que son "procesos, costumbres, opiniones, etc., que han
pasado, por la fuerza del hábito, a un nuevo estado de la sociedad,
distinto de aquél en que tuvieron su marco original, y sí perduran como
pruebas y ejemplos de una situación cultural más antigua, que ha
evolucionado a otra más nueva".
Tylor aplica su método al estudio de la evolución de la religión. Traza
un esquema que parte del animismo de las razas inferiores y culmina en
el monoteismo de los pueblos civilizados.
Lewis Henry Morgan
El
estudio de la importancia del parentesco en el funcionamiento de las
sociedades es una de sus aportaciones más importantes a la antropología.
Sostiene
un evolucionismo unilineal: "la experiencia humana ha sido casi
uniforme, las necesidades humanas bajo condiciones similares han sido
esencialmente las mismas y las evoluciones del principio mental han sido
uniformes en virtud de la identidad específica del cerebro en todas las
razas humanas" Aunque añade que " tal unidad psíquica es sólo un parte
de la explicación de la uniformidad de los resultados, pues hacen falta
además, unas condiciones similares de desarrollo, basadas en el nivel de
tecnología del periodo".
Pretende probar empíricamente el
progreso con cuatro indicadores a lo largo de siete periodos étnicos.
Tales periodos son el salvajismo inferior, medio y superior, la barbarie
inferior, media y superior y la civilización. Crea también una
tipología evolutiva. Analiza mucho material etnológico americano que
conocía bien por sus trabajos de campo.
Respecto a la evolución
de la familia, dice Morgan: "Estamos acostumbrados a considerar que la
familia monógama ha existido siempre, salvo en aquellos casos
excepcionales en que ha sido reemplazada por la forma patriarcal. Por el
contrario, el concepto de familia es producto del desarrollo de formas
sucesivas, siendo la monógama la última de la serie. Mi propósito será
demostrar que ésta fue precedida por formas más primitivas que
predominaron durante el periodo del salvajismo y en los estadios
inferior y medio de la barbarie, y que ni la forma monógama ni la
patriarcal pueden remontar su origen hasta más allá del estado de la
barbarie. Ellas son esencialmente modernas. Además, no habrían sido
posibles en medio de la sociedad antigua, hasta tanto la experiencia
previa de las formas más primitivas prepararan el camino a su
introducción en todas las razas del género humano".
Sir James Frazer
Para Frazer, la humanidad ha recorrido tres etapas en la formulación de su pensamiento: magia, religión y ciencia.
La
magia se fundamenta en la existencia de cierto orden en la naturaleza,
que es percibido por el salvaje, al tratar de descubrir las leyes de la
naturaleza para servirse de ella y para librarse de las cosas que le
amenazan. Esta magia es simpática o simpatética. No ser refiere a la
emotividad sino a la afinidad entre los seres y las cosas de la
naturaleza. Para Frazer, la magia es falsificación de la ley natural y
guía engañosa de la conducta, por lo que puede denominársele una ciencia
mentirosa y la hermana bastarda de la ciencia. Aunque la magia ha sido
utilizada por los más astutos para explotar a sus semejantes, ha
cumplido también funciones positivas, apuntalando instituciones claves
de una sociedad, como el poder real o la propiedad. El fracaso de la
magia lleva a los hombres más clarividentes a refugiarse en la religión.
La
religión nace del fracaso de la magia. La creencia y la práctica son
esenciales para la religión, auqnue la práctica no se exprese
necesariamente en el rito (sacrificios, oraciones o ceremonias
externas), sino en el comportamiento ético (caridad, compasión o
castidad), para imitar la naturaleza divina. Para Frazer, la religión es
una súplica a un ser superior, que suele acceder a la misma, aunque no
necesariamente, mientras que la magia es una manipulación de un poder en
una relación de causa y efecto. Tal diversidad de principios explica la
innegable rivalidad que se ha dado en la historia de la humanidad entre
el sacerdote y el mago.
Poco a poco la explicación religiosa
comienza a ser menos satisfactoria... por eso las mentes más
perspicaces, al profundizar en los misterios del universo, llegan a
rechazar la teoría religiosa como inadecuada y, en consecuencia, la
religión considerada como una explicación de la naturaleza es desplazada
por la ciencia.
Para Frazer, que refleja el optimismo
positivista de fines del S. XIX, la esperanza del progreso, tanto moral e
intelectual como material, en el futuro está condicionado por la
ciencia. Pero este optimismo tiene sus límites, porque no se trata de un
ciclo totalmente cerrado. En su último análisis, magia, religión y
ciencia no son más que teorías del pensamiento, y así, como la ciencia
ha desplazado a sus predecesores, así también puede reemplazarla más
tarde otra hipótesis más perfecta. Frazer se imagina la historia de la
humanidad como un tejido de tres hilos, el negro de la magia, el rojo de
la religión y el blanco de la ciencia, y se pregunta: ¿de qué color
será el tejido que las Parcas están hilando en el telar incansable del
tiempo? ¿Blanco o rojo? No podemos saberlo. Una luz débil y vacilante
ilumina a lo lejos el principio del tejido. Nubes y tinieblas ocultan la
otra extremidad.
Respecto a su teoría sobre el totemismo, dice que un totem es cierta
clase de objetos de objetos materiales a los que el salvaje profesa una
veneración supersticiosa, en la creencia de que existe entre él y cada
uno de esos objetos una relación íntima perfectamente determinada. El
totem a diferencia del fetiche, no es un individuo, sino una clase de
seres, ordinariamente de animales o de plantas, a los que el primitivo
no mata ni come, y a veces, de cosas inanimadas y aún artificiales. Hay
al menos tres clases de totem: el del clan, que se transmite por
herencia a todos los miembros del clan; el sexual, que es común a los
varones o mujeres de la tribu; y el individual, que es exclusivo de un
individuo y que no se transmite.
La relación totemismo-sociedad
es muy clara, el totemismo ha hecho mucho para "fortificar los lazos
sociales y, por lo tanto, para servir a la causa de la civilización. El
progreso de ésta depende, en efecto, de la cooperación coordial de los
hombres en sociedad, de su confianza y buena voluntad mutuas, de su
disposición a sacrificar los intereses personales a los intereses de la
comunidad. Una sociedad así unificada es fuerte por sí misma y puede
sobrevivir... Los individuos que tienen el mismo totem se miran como
parientes unos a otros, y están prestos a ser amigos y a asistirse
recíprocamente, en caso de dificultad o de peligro. Y el lazo totémico
es a veces sentido más eficazmente que el de la sangre. Un sentimiento
de obligaciones y de responsabilidades comunes abarca a todo el clan
totémico. Cada uno es responsable, aun a costa de su vida, de los actos
de todos los demás. Cada uno siente y está dispuesto a vengar la herida
infligida a otro, como hecha a él mismo".
Fuente: http://antropologia-online.blogspot.com.es/2007/10/evolucionismo.html